Las instalaciones de la Bodega de Pago Casa del Blanco ocupan una superficie global de 4.200 metros cuadrados; instalaciones que se dividen en dos zonas que están perfectamente fusionadas: Zona de Elaboración y Zona Lúdica y Social.
La zona de elaboración de la bodega es una zona aséptica e idónea desde el punto de vista sanitario para la vinificación. No obstante, todos nuestros caldos cuentan con controles en nuestro laboratorio, dotado con el aparataje necesario para medir tanto en la uva como en el propio vino parámetros de calidad como el IPT, antocianos, hierro, acidez total.
La bodega está diseñada para trabajar con volúmenes de uva y vino relativamente pequeños. En Pago Casa del Blanco prima la calidad. Por ello, la bodega se ha diseñado para contener equipos y dispositivos móviles frente a instalaciones fijas. De esta manera mejoramos en funcionalidad y logramos una mayor higiene y grado de asepsia.
La maquinaria con la que trabajamos en Pago Casa del Blanco está diseñada para que el fruto se mime y para que todo su potencial y cualidades se trasladen a los vinos que llegan a nuestros clientes y amigos.
La bodega, en este apartado de elaboración, cuenta con un espacio para la recepción de la uva anexo a la sala de vinificación, donde se ubican 16 depósitos de 20.000 litros y 5 depósitos de 6.000 litros. La forma de los depósitos es cuadrada. La relación entre el diámetro y la altura es de uno a uno. De esta manera, podemos crear grandes superficies de sombrero durante la fermentación alcohólica para así extraer del hollejo todo su potencial.
La sala de barricas o de crianza cuenta en la actualidad con un parque de barricas de 300 unidades. Está dotada tecnológicamente para que sean posibles precisos y continuos controles de temperatura (15º) y humedad (80%). Aquí el vino reposa y evoluciona, bien en contacto con la madera, bien dentro de la botella, hasta que la crianza reductiva termina de redondear, afinar y pulir los vinos antes de salir al mercado.
La sala de embotellado, situada junto al laboratorio, tiene una capacidad de 1.500 botellas por hora. Está dotada de los elementos tecnológicos más adecuados para mantener las propiedades del vino intactas dentro de la botella durante el desarrollo de las operaciones de filtración, enjuagado y secado del interior de las botellas, llenado en atmósfera protegida del oxígeno, encorchado.
Una vez concluye el proceso de embotellado, las botellas se ubican en jaulones para reposar y madurar en el interior de la botella en la sala de crianza. Cuando los vinos alcanzan el momento óptimo para su comercialización, las botellas se introducen en una lavadora de exteriores para retirar el polvo y la suciedad acumulada durante meses o años. Seguidamente, las botellas se encapsulan, etiquetan, embalan.
El trabajo en la bodega, en todos sus espacios, tiene un alto componente humano. Nuestros profesionales le dedican todo el tiempo necesario para controlar los equipos de frío, tiempo para realizar catas de vinos por depósito, en analizarlos en laboratorio, especialmente después de cada remontado.
Todo ello, en base a métodos no continuos de trabajo para evitar las extracciones agresivas, las prisas, las improvisaciones.
La Zona Lúdica y Social tiene como epicentro un amplio patio de marcado carácter manchego, con soportales laterales y una gran noria central fechada en el pasado siglo. En las diferentes estancias contamos con una sala de catas, diversas salas de reuniones, nuestra tienda de vinos, dos suites completas, cocina, despachos.
Nuestro objetivo es el de crear un entorno agradable para el visitante, un entorno idóneo para poder disfrutar de nuestros vinos con la mejor compañía.
La edificación global de la bodega (de diseño y construcción propios) posee dos aspectos fundamentales: integración de ésta en el entorno natural, para lo que se han utilizado en su creación materiales nobles (madera, piedra, teja y barro); y funcionalidad en el interior, lo que hace que se pueda trabajar de forma cómoda y al mismo tiempo, asegurarnos de forma correcta la higienización y la sanidad de todos los espacios, gracias también a un exhaustivo Plan de Análisis de Riesgos y Control de Puntos Críticos (ARCPC).
Los toques de modernidad tecnológica de la bodega se conjugan no obstante con la tradición. Se ha logrado edificar una casa de labor manchega, pero actual, acorde a los sistemas de elaboración más avanzados aunque desprendiendo en cada parte de la construcción aromas que ponen en valor nuestro apego a la tierra.
Todo ello nos brinda un entorno acogedor para disfrutar de una copa de nuestros vinos QuiXote y Castillo de Pilas Bonas.